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Lo último en tecnología médica, viene de la mano del robot cirujano al cual sus creadores han bautizado como Da Vinci.

Da Vinci, tiene 800 hermanos repartidos en varias partes del mundo y han sido fabricados por el Intuitive Surgical, quienes han dicho que hasta la fecha dicho robot ha realizado 500 mil operaciones de las cuales no se ha registrado ninguna muerte hasta el momento.

Un testimonio real en donde han implementado Da Vinci, es el caso del Hospital San José en Monterrey, en donde el médico Roberto Rumbaut ha señalado que el robot elimina el error humano.

Da Vinci filtra la información que el médico le proporciona a través de una consola, para que éste de forma de “marioneta” realice operaciones no invasivas, de manera más exacta.

Cuando digo marioneta, me refiero al hecho de que el doctor a través de la consola, manipula los brazos del robot como si fueran los propios, pero lo importante es que con ello se ayuda a que las operaciones sean menos dolorosas y esto es comprobado porque según un estudio realizado, han logrado observar que las personas que han sido operadas con Da Vinci, duran menos tiempo en el quirófano, en comparación con aquellos que han sido intervenidos con una cirugía abierta.

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Emilio Fernández tiene siete meses de edad. Hace tres meses, sus papás notaron que su cabeza no tenía forma normal y que su oreja izquierda estaba un poco más adelante que la derecha.
Los médicos diagnosticaron que el menor padecía plagiocefalia, un mal poco común que causa deformidades en la cabeza y que se produce por el peso que ejerce la cabeza del niño al dormir, lo que hace que se achate la parte que descansa sobre el colchón.

Esto se debe a que cuando un bebé nace, su cráneo está formado por huesos móviles que hacen más fácil su salida por el tracto vaginal. Lo huesos van adquiriendo forma y dureza conforme pasa el tiempo. Pero durante los primeros meses de vida, su estructura es maleable y la posición de los huesos puede cambiar.

La solución para Emilio fue usar un casco, diseñado y hecho en Costa Rica, durante 23 horas al día para corregir su deformidad y permitir el desarrollo adecuado de su cabeza. El casco obliga a los huesos y músculos del cráneo a crecer de forma correcta.

“Emilio lleva mes y medio con el casco. Hace poco tuvimos que hacerle un segundo casco porque ya su cabeza había crecido y el primer casco se le hacía pequeño. El tratamiento ha funcionado. Ya tiene sus orejas al mismo nivel y ya no se notan deformaciones”, comentó Boris Fernández, papá de Emilio.

La plagiocefalia es un padecimiento poco común, se da en 33 de cada 10.000 nacimientos. El Hospital Nacional de Niños internó el año pasado a cuatro pequeños con este padecimiento.

Muchos casos de plagiocefalia se corrigen por sí solos. Pero si el problema es severo, este puede causar daños en la vista y el oído del menor, ya que todos los conductos internos se ven afectados con la deformidad de la cabeza.

Como Emilio, más de 20 niños costarricenses utilizan estos cascos para encausar el crecimiento de su cabeza y evitar daños.

Esta técnica también corrige otra deformidad llamada craneosinostosis. Esta malformación se produce cuando las suturas –conexiones que separan a los huesos del cráneo– cierran de manera prematura y hacen que la cabeza crezca de manera anormal.

Este padecimiento se da en 40 de cada 10.000 nacimientos. El año pasado, el Hospital Nacional de Niños internó a 17 menores con este mal.

Los casos más severos de craneosinostosis requieren de cirugía para evitar que la forma y funciones del cerebro se alteren. El casco funciona posterior a la cirugía.

“El casco no es algo estético. Es cierto que muchas de estas deformidades se corrigen solas, pero también pueden afectar vista u oído del menor”, detalló el neurólogo Christian Núñez.

Tecnología médica. Los cascos son hechos por Dino Cozzarelli, estadounidense radicado en el país.

Son elaborados con colpolímero, material que ofrece estabilidad durante el crecimiento del cráneo.

Para confeccionarlos, primero se toma un molde de yeso con la cabeza del menor y con base en este se diseña el casco, con la forma en la que se desea que la cabeza crezca. El casco tiene varios huecos para permitir la ventilación de la cabeza y su estructura interna tiene espuma para mayor comodidad.

“Entre más pequeño sea el niño cuando se coloca el casco el problema se corrige más rápido. Sin embargo, no se recomienda en menores de cinco meses porque su cabeza crece muy rápido y habría que cambiar constantemente el casco. El casco se coloca los cinco meses, y dos meses después, cuando la cabeza del bebé creció, hacemos otro casco”, explicó Cozzarelli.

“Tampoco es bueno aplicar esta técnica en niños mayores de 18 meses, porque ya para esta edad la cabeza creció mucho y el problema no puede corregirse igual”, añadió.

Estos dispositivos tienen un valor de $750 (unos ¢390.000). La Caja Costarricense de Seguro Social no financia este tratamiento, pero la Junta de Protección Social ayuda en casos especiales.
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Equipo médico del Hospital Vall de´ Hebron, en Barcelona, mismo que se conforma por 30 personas, y tras más de 22 horas de operación, consiguió realizar el primer trasplante facial del mundo .
Esta intervención se realizo en joven que sufría de severa deformidad como consecuencia de accidente, mismo mal que le provocaba respirar con gran dificultad, además de problemas para hablar y tragar.

Por ello, y con el objetivo de que en algunas semanas pueda volver a hacer su “vida normal”, los facultativos reemplazaron la piel, los músculos faciales, la nariz y la boca, con labios y dientes también. Además le reconstruyeron los pómulos, los huesos y la mandíbula.

Hasta hoy, se realizaron once transplantes de esta índole en todo el mundo, dos de ellos en los hospitales de Sevilla y Valencia.
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Según un artículo publicado esta semana en Technology Review, investigadores de la Universidad de Cincinnati afirman que un gel rico en plaquetas obtenidas de la propia sangre del paciente podría prevenir infecciones en heridas y cortes y acelerar, al mismo tiempo, su curación. Este descubrimiento implica que, en un futuro no distante, un "cocktail" concentrado de la sangre de una persona se podría utilizar en el vendaje de sus heridas, especialmente en pacientes con enfermedades como la diabetes que ralentizan el proceso de curación.

El secreto está en las plaquetas. En los últimos años, los investigadores han experimentado con distintos geles de plaquetas, estudiando sus efectos en la reparación de huesos y curación de hematomas e hinchazón de tejidos. Pero, a pesar de que se han obtenido resultados positivos en algunos casos, David Hom, director de la División de Cirugía Reconstructiva y Cirugía Plástica Facial de la Universidad de Cincinnati, afirma que todavía no está claro de qué manera influirían estos geles en el proceso de curación de heridas en individuos sanos.

En un experimento publicado en la revista Archives of Facial Plastic Surgery, Hom, por aquel entonces en la Facultad de Medicina de la Universidad de Minnesota, y sus colegas estudiaron el efecto de los geles derivados de plaquetas en ocho individuos sanos. Para ello, Hom obtuvo muestras de sangre de cada sujeto y elaboró un gel individual para cada uno de ellos. Tras aplicar una anestesia local se realizaron pequeñas incisiones en los muslos de cada sujeto. Las heridas de una pierna se trataron con el gel y las de la otra con un antibiótico tradicional en pomada. Seis meses después, los sujetos volvieron para continuar el estudio y Hom y sus colegas observaron que las heridas tratadas con el gel se habían curado estadísticamente más rápido que las de control.

Cuando Hom comparó la cantidad de plaquetas presentes en el gel de cada sujeto, descubrió que los individuos con una concentración de plaquetas en gel seis veces superior a la de su sangre se curaban más rápido.

Aunque Hom solo estudió los geles en individuos sanos, afirma que ahora espera hacerlo en pacientes con problemas crónicos de cicatrización de heridas, como diabéticos o personas que estén recibiendo un tratamiento de quimioterapia
Según Robert Grant, Director de la División de Cirugía Plástica de la Universidad de Columbia, la aceleración observada en el proceso de curación de heridas en las personas sanas no es lo suficientemente importante como para considerar que el uso del gel sea rentable; la cuestión es si lo sería en pacientes con múltiples fracturas, que reciben radiaciones o con enfermedades vasculares. Y añadió que serán necesarios más estudios con pacientes de estos grupos para poder llegar a una conclusión.
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Desarrollan sangre artificial que podría salvar muchas vidas
Continuamente se piden donantes de sangre, pero estas donaciones, aunque valiosas, presentan numerosos riesgos para el receptor, incluidas enfermedades como la hepatitis C o el VIH. Ahora, según un artículo publicado el 10 de mayo en la versión en línea de The Guardian, Lance Twyman, Doctor por la Universidad de Kent, trabaja en su laboratorio de la Universidad de Sheffield en el desarrollo de una nueva sangre artificial que sería totalmente estéril e incluso se podría fabricar en forma deshidratada. Esto facilitaría su transporte y permitiría almacenarla de cara al futuro, bastando con añadir agua posteriormente para obtener sangre del grupo 0 negativo (el donante universal).

Twyman lleva tiempo intentando crear moléculas que imiten la naturaleza y ha encontrado las porfirinas, moléculas huecas de forma cuadrada que se combinan con metales como el hierro. "El hierro se encuentra en le centro de la molécula, como en el caso de la hemoglobina", señala Twyman. Sin embargo, aunque la hemoglobina de los glóbulos rojos contiene porfirina basada en hierro para unirse al oxigeno de forma reversible (es decir, para poder captar el oxígeno en los pulmones, transportarlo y liberarlo en los tejidos), la profirina no funciona sola, ya que acaba por reaccionar con el oxígeno en lugar de enlazarse simplemente a él. Por ello, según Twyman, es necesario combinar la química de la porfirina con la química de polímeros para obtener una molécula que imite la hemoglobina.

Tras cinco años de desarrollo, combinando la porfirina con monómeros que se autoensamblan en estructura de árbol, Twyman ha logrado una molécula extremadamente similar a la hemoglobina en forma y tamaño y que, además, ofrece el entorno adecuado alrededor del núcleo de la porfirina para que se enlace el hierro y libere el oxígeno. El aspecto de esta sangre artificial es el de una pasta de color rojo oscuro, con la consistencia de la miel y soluble en agua.

El hecho de poner sangre plástica en el cuerpo, aunque sea para salvar una vida, suena arriesgado, pero Twyman señala que las porfirinas son naturales. Según él, el componente polimérico sería ignorado por sistema inmunológico del cuerpo humano y existen usos médicos en la actualidad que reafirman su postura; sin embargo, de momento, su experimento se limita a tubo de ensayo.

Según Twyman, una de las principales aplicaciones sería el campo de batalla o un lugar en el que se haya producido un desastre importante y donde aportar sangre con rapidez pueda salvar muchas vidas ya que, a diferencia de la sangre donada, ésta es fácil de almacenar y se mantiene a temperatura ambiente.

Actualmente, se está desarrollando una segunda generación de moléculas para realizar una investigación más rigurosa y, si todo va bien, el uso en humanos podría ser lo siguiente.

Otros investigadores se muestran escépticos al respecto y señalan que todavía queda mucho por investigar antes de poder afirmar nada.
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Lo último en tecnología médica, es el robot llamado Da Vinci, que ya ha hecho presencia en varias partes del mundo. Éste ha sido fabricado por Intuitive Surgical y ya tienen en sus manos 800 unidades, que están ayudando a muchos médicos a reducir a cero, el riesgo en operaciones no invasivas.

Es más se ha comprobado que las personas que son operadas con una cirugía abierta, demoran más en el quirófano que aquellas que fueron intervenidas con el robot Da Vinci.

Observa como funciona éste Robot que por el momento lleva realizadas 500 mil operaciones y hasta el momento ninguna persona ha muerto en sus manos: